A inicios de año realice un taller con parte del plantel docente de nuestra universidad titulado Imaginando la Universidad que Queremos. Un ejercicio allí fue escribir y luego modelar en arcilla cuál fue un hecho que marcó tu vida en tus años universitarios. Luego les pedí que compartan estas anécdotas en pequeños grupos de trabajo. Fue una explosión potente de anécdotas positivas, negativas, todas indudablemente transformadoras que marcaron la vida de cada uno.

Todas las experiencias fueron desafíos de la vida y de cómo una palabra o un gesto de alguien en el momento justo hicieron la diferencia para la superación.

Como tenía la responsabilidad de dirigir el taller no pude escuchar todas las historias, pero lo poco que pude escuchar fue suficiente para entender la potencia humana, la pasión y la perseverancia que todos los días llega a la universidad con un cuerpo y un rostro de “Docente Universitario”. Esa pasión, esa chispa es lo que transforma al docente en Maestro con M mayúscula y es una chispa que también fluye entre las personas que trabajan en la universidad.

Todos, en algún momento de nuestras vidas fuimos inspirados y transformados por otros a quienes consideramos nuestros Maestros. Hoy quiero agradecer al plantel de docentes y trabajadores de la universidad con quienes tengo el privilegio de compartir la tarea educativa. Su trabajo dedicado y comprometido con la juventud paraguaya los hace merecedores del título de Maestros!

 

¡Gracias y felicidades en su día!

 

Rubén Urbieta D.

Vicerrector

30.04.2019